
Creo que la lengua es un vehículo para presentar el pensamiento y los gestos una manera de representar las emociones, ambas, cultura y reacción nos sirven para intercambiar reflexiones y estados de ánimo en el ámbito geográfico, religioso y social en medio del cual habitamos. Un sistema perfecto hasta que, atrapados en medio de una marejada, acabamos naufragando en un lugar ajeno.
Esta novela es un interesante retrato sobre la emigración hacia los EEUU, en este caso padecida por millares de coreanos en busca de una vida mejor, para sí y para los suyos, que estarán condenados durante generaciones a luchar contra una de las dos formas de entender cada suceso.
Pero también contiene un tratado que nos acerca a una cultura diferente, a una forma de escribir, de pensar y de creer, con una honda raíz milenaria y que al tiempo supongo también desconocida.