Implora al oscuro cielo durante la primera luna creciente de cada primavera. Las flores son mudo testimonio del vaticinio.
Sobre el umbral de piedra que habita la doble serpiente, se mide el tiempo del eterno retorno. Cada seis mil giros Gea retorna para acunar el sueño del Sol y propiciar que descanse el mundo bajo la gruesa capa de nieve. ¡Humanos, ojalá de nuevo Boreas os sea favorable en la fuga!

