Recuerdos – La estaca clavada 2.0

Cierta amargura

Certificadas la buena conducta del y la carencia de antecedentes penales del solicitante en cuestión, cabe revisar la inexistencia de actos deshonestos, será posible la incorporación del candidato a la lista de acceso a a prueba de examen del concurso oposición correspondiente. tras recibir los informes favorables de las autoridades competentes.

Jefe de Barrio del Movimiento Nacional, Comandante de Puesto de la Guardia Civil y en su caso al Jefe Natural del somatén.

Cuando la paz de los vencedores se afianzaba sobre el miedo de todos los demás, sólo cabía adoptar la ceguera, la sordera y el mutismo voluntarios por el silencioso amante de la paz que ni ve, ni oye. ni habla, porque aprendió que obedecer a las imposiciones del integrismo religioso y social era una manera de renunciar a la libertad, sí, pero que también era una posibilidad de alcanzar y conservar la felicidad que procuran las pequeñas victorias de cada día.

De eso va esta apasionante novela, de la vergonzante posguerra y de la infancia de una nena que a bordo del amparo familiar, flota sobre el mar de inmundicia que la rodea.

Salamandras

Quizás serviría como título para otro relato corto, pero sólo es el resumen de algunos recuerdos, además de un anfibio que poco o nada quiere tener en común con los lagartos.

Refiere a un utensilio doméstico muy utilizado. Constaba de una cazuela de hierro para contener brasas, una tapa perforada con dibujos arabescos para facilitar la respiración del carbón y un mango de un metro de largo para el adecuado planchado de sabanas antes de atravesar aquel gélido pasillo y caer abatidos bajo la presión de cuatro mantos elaborados por el buen hacer de la abuela Magdalena, que debía ser un primor de mujer a los mandos del telar. Conservo con cariño una de aquellas frazadas.

Otros más afortunados gozaban con la compañía de una botella rellena de agua al punto de hervidura envuelta en una toalla de organdí.

Y los menos, caldeaban el lecho con la asistencia de un grueso canto rodado envuelto en trapos para calentar el interior de un agujero practicado en el montón del heno.

Conservo en la memoria aquél recorrido bajo el frío cruzado entre las rendijas retorcidas de las ventanas y la gruesa hendidura que dividía por mitad la casa, fruto del impacto de una bomba lanzada sin tino que en verano permitía contemplar el esplendor de los manzanos en sazón. ¿Decimos frío?

Sabañones

En la guerra, las más de la veces, los ganadores ponen buen cuidado para evitar participar en batallas, esa es una excelente medida para no acabar siendo derrotados. Hoy les voy a recomendar dos libros, el primero es un resumen, una lectura muy cercana a la propia experiencia durante la posguerra, hambre y frío. Aún recuerdo el golpe de calor de mi primera vez en una casa con calefacción central y el descubrimiento de que en algunos hogares, están proscritas las penalidades que causan el hambre y el frío y en lugar de bocadillo de pimientos, se puede merendar a base de pasteles con chocolate.

Aunque a los muertos del bando de los vencedores, las más de las veces les otorgan una medalla. Nadie les exime de los cuidados que tendrían que procurar a su propia familia. Así que también los huérfanos de los héroes patean pelota de trapo con el equipo del barrio. Y si son muy malos jugando, destinados a ocupar la plaza de guardameta suplente. Una propuesta que de una u otra forma, tiende a perpetuarse en la vida durante generaciones.

La segunda es más larga, se centra en las consecuencias de la violenta invasión del ejército nazi sobre una pacifica isla del Canal de la Mancha, y del íntimo retrato de las relaciones entre la población que se prolongan durante decenas de años, dando pie a una intensa descripción psicológica de los personajes complementada por una trama delictiva bastante bien resuelta, aunque su presencia quizás hubiera sido innecesaria.

Tardemingar

No es que las noche se alargue, sólo que mañana será Lunes y la tarde se acuesta temprano.

Gotas

Caen desde un cielo de plomo.
mientras la tarde apenas sujeta
al amparo de un verano ausente.
De nuevo hace frío,
como retornados al otoño.
Al ánimo mio,
le faltan fuerzas para comenzar de nuevo
y disfrazarse con sonrisas de sol,
cuando la lluvia se desploma entre rayos y truenos
que parecen empeñados en dilatar la longitud de los días.
Inesperadas cortinas que tiñen
con el húmedo presagio una vida futura,
la clara tierra del huerto y que
coronan cada brizna de hierba,
con breves gotas de rocio.
Cansados pétalos de rosa se recuestan sobre el suelo.
Un jilguero, verde esperanza, esmeralda con plumas
que se alza sobre la copa de un abeto
trinando en señal de protesta,
quizás sea que siente frío
y con esas notas reclama
la vuelta de nuestra estrella
para que le preste algo de calor.
Tarde de verano engañosa.
Agua mansa que se precipita
en extensas horas de soledad
en tu ausencia, que apenas compensan
las oscilantes páginas de un libro.