Corría el verano de 1982 y la sequía asolaba los campos además de racionar el agua disponible para el uso. Tanto fue así que, la habitual cola de cubos y barreños ante la cisterna del camión, se formaba también cuando una tormenta vespertina formaba una esporádica fuente gratuita en la boca del canalón de la esquina. El agua almacenada estaba exenta de IVA y otras advenedizas cargas por depuración y tasa de alcantarillado .
Primera lección: En caso de escasez, hay que aprender a aprovechar los recursos marginales. Porque además de disminuir el gasto particular, exige menor esfuerzo fiscal a quién padece una economía más débil.
Un escenario complejo:
Parece que se agrupan causas para agravar fenómenos como la inflación sostenida a lo largo de varios años.
A nivel mundial. La inestabilidad que introduce la guerra se suma a la subida de precios consecuente con un imprevisible aumento de la demanda. Finalizadas las restricciones de la pandemia, Ahora la inminente necesidad de afrontar el invierno con los almacenes repletos de toda clase de productos. No solo los energéticos empujan los precios, también los alimenticios y los necesarios para sostener la producción agrícola e industrial. (Acero, cemento, trigo, cebada…)
A corto plazo el consumo de: materiales básicos, defensivo, energético se vería favorecido y perjudicadas la actividad financiera, industrial o inmobiliaria.
Sobre el poder adquisitivo y del aumento de salarios y pensiones.
El sistema impositivo proporcional del IRPF en caso de no aplicar la deflactación correspondiente, penalizaría el aumento de esos ingresos de forma automática y modificaría al alza la escala a aplicar sobre una base resultante aumentada. En resumen, esa pretendida subida reduce en parte la capacidad de las medidas para hacer frente al IPC real- no subyacente- así como para la financiación de los bienes de consumo duradero. Sectores como el bancario, inmobiliario y del automóvil podrían verse afectados por una menor actividad.
Mitigar el empobrecimiento y la reducción de la capacidad de consumo en general , necesitaría una firme contención de la recaudación. Cifrada ya el primer semestre en >50.000 M€. mediante una bajada efectiva del tipo de IVA aplicado y eliminación punitiva de los impuestos especiales en la facturación, conceptos que no añaden valor real a la producción. Tan inútiles, una vez implantadas las lecturas electrónicas a distancia, como sobre la potencia eléctrica contratada o sobre el alquiler de contadores. ¿Se impone ahora la depuración impositiva con medidas valientes, como en su momento se eliminó la anacrónica tasa municipal de canalones? ¡No creo que veamos estas decisiones!
Las sucesivas subidas de tipos de interés serán de nuevo la medida estrella, debido a que la depreciación del euro ya reduce por sí misma la capacidad importadora de la zona en su conjunto. Previsible serán por tanto una variación sostenida en la composición Fija contra Variable de los Fondos de Inversión, el aumento en la demanda de Pagares, Letras, Bonos u Obligaciones y el consiguiente reajuste en la elección de Valores Bursátiles que componen la cartera.
Don´t worry, be happy.