
Quizás serviría como título para otro relato corto, pero sólo es el resumen de algunos recuerdos, además de un anfibio que poco o nada quiere tener en común con los lagartos.
Refiere a un utensilio doméstico muy utilizado. Constaba de una cazuela de hierro para contener brasas, una tapa perforada con dibujos arabescos para facilitar la respiración del carbón y un mango de un metro de largo para el adecuado planchado de sabanas antes de atravesar aquel gélido pasillo y caer abatidos bajo la presión de cuatro mantos elaborados por el buen hacer de la abuela Magdalena, que debía ser un primor de mujer a los mandos del telar. Conservo con cariño una de aquellas frazadas.
Otros más afortunados gozaban con la compañía de una botella rellena de agua al punto de hervidura envuelta en una toalla de organdí.
Y los menos, caldeaban el lecho con la asistencia de un grueso canto rodado envuelto en trapos para calentar el interior de un agujero practicado en el montón del heno.
Conservo en la memoria aquél recorrido bajo el frío cruzado entre las rendijas retorcidas de las ventanas y la gruesa hendidura que dividía por mitad la casa, fruto del impacto de una bomba lanzada sin tino que en verano permitía contemplar el esplendor de los manzanos en sazón. ¿Decimos frío?
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Qué bonito texto. Los recuerdos, la memoria del fío.
La música genial. Cómo siempre. Buen finde. Abrazo.
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Quien dice frío desconoce el pasado o se pone tapones en los oídos.
En mi casa se calentaban ladrillos y se envolvía en una toalla…
Gracias por tus textos y memoria.
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Muchas gracias Isabel, por suerte el progreso en ese aspecto también ha sido enorme. Un abrazo.
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Muchas gracias Azurea, el aroma a leña perdura en la memoria desde la más tierna infancia. Un abrazo.
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Recuerdos, recuerdos, qué hermoso texto, una dulzura, también me llevó a mi niñez, donde un utensilio de arena calentada era el que calentaba esa cama fría envuelto en una toalla vieja, gracias Carlos, abrazo grande
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Muchas gracias Themis, descubro que existen otros elementos para resolver el mismo problema. Un abrazo.
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Frío solo de pensar en esos recuerdos. Bellísimo relato.
Te aplaudo Carlos. Me encantó. Un abrazo
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Muchas gracias Nuria. Creo que son cuentos con cierto aroma a naftalina. Un abrazo.
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Guau… cuánto en tan pocas líneas, Carlos. Tu rememoración me ha traído calor y frío a la vez. Muchas gracias por compartirlo. ¡Un besote!
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Muchas gracias Luna, es de un tiempo que espero no vuelva jamás. Un besazo.
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Gracias por recordar lo que era el frío de verdad, Carlos. Me ha gustado, y me he metido en tu relato tanto que he tenido que ponerme guantes… ¡Un abrazo!
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Muchas gracias Francisco. Desde la perspectiva de hoy. Lo sucedido entonces debe resultar increíble. Un abrazo.
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